martes, enero 06, 2009

El arte hermético (Pernety y Cattiaux)



Realmente Pernety estaba inspirado cuando en su “Discurso preliminar” (contradicción entre los autores, en el blog) afirma: El arte hermético, dicen los filósofos, es un misterio oculto para los que se fían mucho de su propio saber; pues es un don de Dios, que mira con buenos ojos y es propicio a los que son humildes y le temen, estos ponen toda su confianza en Él y como Salomón, le piden con insistencia y perseverancia esta sabiduría que a su derecha tiene la salud (Proverbios, III, 16) y las riquezas a su izquierda; esta sabiduría que los filósofos prefieren a todos los honores y a todos los reinos del mundo, porque es el árbol de vida para aquellos que la poseen (Proverbios, III, 18).
Este “arte” como muy bien dice viene de Dios y es a Él que se lo debemos pedir. En el Mensaje Reencontrado dice en el versículo II, 78: Todo se puede comprender con su inspiración. Todo se puede examinar con su ayuda. Todo se puede depurar con su ciencia. Todo se puede perfeccionar con su arte. Posee todos los nombres y no tiene ninguno.
Pues es un misterio. Precisamente, como ya he mencionado otras veces en este blog, los versículos que me lanzaron al mar de las fábulas herméticas pertenecen al Mensaje Reencontrado de L. Cattiaux y hablan de este misterio:
II, 83: Estudiemos los triples misterios antiguos. Reverenciemos las doctrinas y las fábulas sagradas. Busquemos el bien que subsiste en el mal. Meditemos sobre las obras de los profetas y de los santos filósofos. Comprendamos que sólo hay un Dios, una sola ciencia y una sola creación en todas partes y siempre.
III, 17: La verdad está oculta bajo el velo de las fábulas y las parábolas, es necesario un espíritu muy recto y muy penetrante para descubrirla, así como se precisa un ojo muy ejercitado para reconocer el diamante bajo la envoltura que lo protege.
III, 17’: En el centro del Universo y en el corazón del hombre están contenidos los misterios de Dios. ¿Quién ahondará el abismo? ¿Quién manifestará la vida de la tierra? ¿Y quién consolidará el rocío del cielo?
Es por eso que necesitamos la ayuda de Dios para acceder a ese misterio como dice el MR en el V, 95: La evidencia de la creación y el misterio de la enseñanza de los Sabios no pueden ser entendidos sin la ayuda de Dios.
También lo expresa de otro modo en XIII, 51: Todos los misterios están contenidos en el sudor de la tierra y en el rocío del cielo.
Por eso dice Pernety que es un misterio ocultado para aquellos que se fían mucho de su propio saber, pues como dice el MR, VI, 1: Si somos inteligentes, roguemos a Dios para volvernos inteligentes.
Puesto que si no: MR, XXIV, 43: La decadencia de las religiones y de las iniciaciones proviene de que los guardianes, los creyentes y los buscadores toman los símbolos, las figuras y los ritos por el misterio mismo, cuando de hecho no son más que sus imágenes y sus recuerdos.
Pues es un don de Dios que mira con buenos ojos y es propicio a los que son humildes y le temen. MR, XIX, 28’: Cuanto más conozcamos nuestra indignidad, más espantados estaremos por la inmensidad de la misericordia del Señor y por la grandeza del don que nos concede.
Y XXVI, 36: Los herederos bien pueden ignorar o rechazar su herencia, por creerse suficientemente instruidos en su religión o bastante sabios en su ciencia. Su orgullo y su malignidad no forzarán el don de vida del Altísimo; su inteligencia será humillada y su libertad será retirada al final. ¿No volverán humildemente a Dios en sus corazones en lugar de permanecer esclavos en una tierra extranjera?
…estos ponen tosa su confianza en Él; Proverbios, III, 5: Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.
Por eso Pernety cita a Salomón pidiendo esta Sabiduría, pues: Proverbios, I, 7: El principio de la Sabiduría es el temor del Señor.
Y el MR dice en el IX, 50: La locura de los hombres consiste en la búsqueda de los infinito en la muerte. La sabiduría de Dios reside en el examen de la unidad de la vida. Así, el hombre sabio es el que interroga a su Señor, oye su respuesta y conforma a ésta su vida.
Y hablando de citar a Salomón, Emmanuel d’Hooghvorst en su artículo Rehaz el barro y cuécelo cita a Saint Baque de Bufor de esta forma:
Insensato quien separa a los que Dios ha unido: ¡el cuerpo y el espíritu! (Mateo XIX, 6). En la Concordancia Mito-Físico-Cábalo-Hermética, se encuentra el siguiente fragmento: Manipulando el verdadero légamo caótico del aire, se adivinan, sin dificultad y progresivamente, los enigmas filosóficos, se recorre toda la mitología y se penetra el verdadero sentido de ciertos pasajes del Antiguo Testamento y el de todas las obras de Salomón.[1]
… Porque es el árbol de vida para aquellos que la poseen. MR, XII, 3: El árbol de vida está plantado en el centro del jardín del paraíso, pero el árbol del conocimiento del bien y del mal crece encabalgado sobre el muro de la cerca.

[1] . Emmanuel d’Hooghvorst, El Hilo de Penélope, Arola Editors, Tarragona 2000, artículo Rehaz el barro y cuécelo (título tomado del versículo del MR, XV, 68) p. 318.
Respecto a la cita de Saint Baque de Bufor, es en Concordancia Mito-Físico-Cábalo-Hermética, ed. Obelisco, Barcelona 1986, p. 112.